Depresión periparto


Es una de las patologías más frecuentes tras el parto y aunque suele pasar inadvertida afecta al 10-20% de las mujeres según diversos estudios . Se inicia a las 2-3 semanas tras el nacimiento, con una duración superior al año sin tratamiento. Este tipo de depresión, ya descrita en 1968 por B. Pitt, tiene unos síntomas bien establecidos: tristeza y desánimo continuo, dificultad para interesarse por las cosas de siempre, trastornos del sueño y del hambre, ansiedad, dificultad para concentrarse, falta de energía y lentitud funcional, problemas de memoria y síntomas obsesivos (miedo a hacerle daño al bebé). La depresión mayor posparto no ha sido catalogada como una entidad diferenciada en ninguna clasificación internacional. Sin embargo la DSM-5 añade el criterio de "depresión en el periparto" para las pacientes con un trastorno depresivo mayor que se inicia en el embarazo o en las cuatro semanas siguiente al mismo.
La importancia de la detección precoz del síndrome de la depresión posparto no sólo es importante para el éxito del tratamiento de la mujer afectada sino también para evitar la afectación en el desarrollo emocional y cognitivo del bebé, así como dificultades familiares, ya que también presenta un mayor riesgo de separaciones y divorcios. Mientras que las mujeres que han sufrido de depresión posparto presentan el doble de probabilidades de experimentar futuros episodios de depresión durante un período de cinco años, los recién nacidos y los niños resultan particularmente vulnerables. La depresión posparto puede causar el deterioro de las interacciones entre la madre y el recién nacido y percepciones negativas del comportamiento del niño, las cuales han sido vinculadas a la inseguridad añadida, al retraso en el desarrollo cognitivo y a las dificultades sociales/de interacción. Se ha mostrado que los recién nacidos de tres meses de edad son capaces de detectar el estado de ánimo de sus madres y de modificar sus propias respuestas de acuerdo con ellos. Mientras que las habilidades cognitivas, el desarrollo de lenguajes expresivos y la atención han sido influidas negativamente por la depresión posparto, también se ha informado de que los hijos de las mujeres deprimidas tienen de dos a cinco veces más probabilidades de desarrollar problemas de conducta a largo plazo..
La realización de programas de detección precoz de factores de riesgo o de enfermedades se justifica solamente si se reúnen determinados criterios que incluyen la existencia de un test de screening adecuado que sea aceptable para aquellos a quienes esta destinado el programa, un estado latente o sintomático precoz de la dolencia y la disponibilidad de un tratamiento eficaz. Sin embargo ofrecer un programa de detección precoz no es sencillo, y únicamente alcanzará su eficacia máxima si se utiliza como programa gestionada garantizando la consecución de una alta aceptación, que la calidad del proceso se pueda supervisar de forma continua y que a los detectados se les ofrezcan intervenciones eficaces.
La depresión posparto puede sospecharse inicialmente de forma sencilla y segura mediante la escala EPDS (Edinburgh Postnatal Depression Scale), herramienta validada y útil para la detección de síntomas depresivos en la etapa puerperal.

Depresión en el posparto
Existe un problema generalizado de infradiagnóstico de la depresión posparto (clínicamente se detecta menos del 1%), obedeciendo a:
- la escasa especificidad de la sintomatología
- el bajo nivel de consulta de las madres por este tema (sensaciones de culpa y/o vergüenza)
- la escasa información sanitaria sobre esta patología y sus consecuencias
- la no utilización rutinaria de pruebas de detección precoz
- la ausencia de entrevistas pautadas para la confirmación del diagnóstico

